Expertos en investigación criminal consideran que el mundo de las pandillas existen dos caminos: la cárcel o la muerte; está es la historia de Daniela de apenas 17 años.
A su corta edad Daniela Pilar Davila Mayen sufrió la pérdida de su progenitor, la ausencia probablemente la llevó a dejar el hogar y encontrar en las maras una supuesta solución a sus problemas, pero antes de escalar de rango tenía que cumplir con una orden conocida en el argot criminal como “Paro”.
Según investigadores #Antipandillas probablemente Daniela decidió la mañana del pasado miércoles 18 de enero ingresar a un comercio y entregar un teléfono celular, para cumplir la misión los pandilleros le dieron un arma de fuego sin municiones pero nunca consideró que en el área estuviera un segundo pistolero que la recibió con dos disparos en el rostro.
El hecho armado ocurrió en la 46 calle 46-11 calzada Atanasio Tzul, zona 12 capitalina, a un costado del cadáver de Daniela quedó la pistola con número de registro 0356 y un celular.
Mientras fiscales y policías procesaban la escena criminal, familiares de Daniela llegaron al sector “Desconocemos los hechos, solo me llamaron para reconocerla, no sabemos qué pasó con ella, hace un año se salió de la casa para irse a vivir con una amiga, trabajaba en una venta de tortillas de harina, el último día que la vimos fue en navidad solo llego a visitarnos y se fue” mencionó un familiar.
En Guatemala, un alto porcentaje de muertes violentas son acreditadas a las maras y los fallecidos son menores y adolescentes quiénes abandonan el hogar y deciden adherirse al mundo obscuro que los conduce a LA MUERTE O LA CÁRCEL.
Fuente: Periodista JuanVictor Castillo