Taxistas esclavizados: el negocio de los pandilleros en Guatemala
12 de noviembre de 2024El negocio de taxis en la Ciudad de Guatemala está controlado por los pandilleros, quienes inventaron una nueva modalidad de extorsión y ahora obligan a los taxistas a pagarles si quieren cargar pasaje en puntos estratégicos.
Como todas las madrugadas, Alberto tomó una taza de café, le dio un beso a su hijo, que aún dormía, se subió a su taxi y se dirigió al punto donde acostumbraba «cargar pasaje».
Con más de 15 años trabajando como taxista, este era un día normal. Antes daba vueltas por la ciudad en busca de pasajeros, pero después de la pandemia del Covid-19 se escasearon los buses de transporte público, por lo que él y un grupo de compañeros se instalaron en una parada de buses para trasladar a las personas hacia El Trébol, por la zona 12. Cobraban 5 quetzales por persona.
«Teníamos el pasaje asegurado. En cada taxi se iban 4 personas y de regreso otras 4. Si se bajaban en el camino, subíamos a alguien más y se le cobraba también 5 quetzales. Todos ganábamos, las personas tenían transporte no tan caro y nosotros clientes asegurados», detalló Alberto (lo llamaremos así por su seguridad).
Sin embargo, esa madrugada su vida laboral cambió de repente. Al llegar a la parada de bus se percató de que ninguno eran del grupo con el que solía trabajar. Al principio no le prestó atención, pero al acercarse sintió un ambiente de tensión.
Se disponía a parquearse cuando unos pasajeros que lo conocían se subieron rápidamente a su taxi. «Dele, dele», le dijo uno de ellos agitado. «Apúrese, después le contamos», le insistió. Asustado, Alberto puso en marcha el vehículo y al avanzar casi una cuadra dos hombres con pasamontañas y vestidos de negro le cruzaron una motocicleta para detener su marcha.
«¿Qué onda, muchá? ¿Qué les pasa?», les gritó uno de los hombres. Mientras que uno de los pasajeros le dijo: «No se vaya a bajar o lo van a matar».
Alberto hizo caso omiso. Abrió la puerta del vehículo y se disponía a bajar, cuando otro hombre apareció por atrás y le puso un arma en la cabeza. «Si te bajás, te mato», sentenció. En ese momento, uno de los tripulantes de la motocicleta abrió la puerta de los pasajeros y les gritó: «Bájense y vayan a la parada. Solo pueden subirse a los taxis que nosotros les digamos».
Aterrorizados, ninguno puso oposición y caminaron de regreso a la parada. En tanto, Alberto, aún con el arma apuntando a su cabeza, se quedó con los hombres vestidos de negro.
«Me dijeron que a partir de ese día ellos eran los dueños del punto de carga y que si quería trabajar, les tenía que pagar 2 mil quetzales de ingreso y 200 semanales. Dijeron que eran de la Mara 18 y que el resto de pilotos que estaba en el punto pertenecían a la pandilla, por lo que, si me pasaba de listo, iba a aparecer entre matorrales», narró el taxista.
Agregó: «No le voy a mentir, me asusté, así que les dije que lo iba a pensar y me dejaron ir. Cuando llegué a mi casa, mi esposa ya estaba despierta. No sé que cara me vio, pero se me acercó asustada. Yo solo la abracé y me puse a llorar».
Alberto manejaba un taxi blanco autorizado y en ley. No era propietario, por lo que todos los días pagaba una cuota de 150 quetzales, hubiera o no pasaje. Además, si el vehículo sufría algún desperfecto, corría por su cuenta, así como las tasas municipales, multas y demás gastos.
Puntos capturados
Alberto no es el único que ha enfrentado esta situación. Soy502 habló con tres directivos de asociaciones de taxis; todos pidieron anonimato. Tienen miedo, porque además de los extorsionistas, calculan que los puntos de carga de pasaje en la ciudad están capturados por pandilleros.
Los entrevistados coincidieron en que la problemática surgió a raíz de la pandemia, debido a la falta de transporte público y los extensos y rigurosos requisitos que se pide en las municipalidades para registrar y autorizar a los taxis.
Cifras de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) revelan que a septiembre de 2024 había 2,716 automóviles con placas de alquiler en todo el país; de los cuales, 2,086 están en el departamento de Guatemala y 1,094 en la ciudad.
Sin embargo, no todos los vehículos con placas de alquiler funcionan como taxis, muchos prestan el servicio de transporte a empresas privadas o se dedican a otras actividades económicas.
“Después de la pandemia proliferaron los taxis pirata. Al principio era gente que se quedó sin trabajo, los fuimos aceptando, porque todos tenemos derecho de llevar comida a casa”
Asociación de taxistas
Los entrevistados coinciden en que el problema surgió cuando los pandilleros que extorsionaban al transporte público ya no tenían ingresos. Y, al ver la falta de transporte, comenzaron a comprar sus vehículos. Algunos los manejan ellos o integrantes de la mara y otros los alquilan.
Según la Municipalidad de Guatemala, a la fecha hay registrados 2,499 taxis rotativos y 819 estacionarios. Mientras que las asociaciones de taxistas estiman que hay unos 8 mil vehículos o más prestando el servicio, pero como taxis pirata.
«Yo calculo que un 25% de los taxis pirata son propiedad de pandilleros. Los mareros invirtieron para comprar sus carros y los pusieron a trabajar. Otro 25% de mareros alquilan los vehículos a personas individuales y una gran cantidad, si bien no pertenecen a pandillas, se alinearon a ellos», explicó uno de los entrevistados.
No obstante, aclaró: «No todos los taxistas somos de pandillas. Los que estamos rotulados (taxis con autorización de la Municipalidad) tenemos que presentar muchos requisitos como antecedentes y constancia del Renás (Certificado del Registro Nacional de Agresores Sexuales). Los piratas no tienen nada de eso».
¿Cómo operan?
Luego de la pandemia, varias líneas de buses quedaron con pocas unidades y en algunos lugares no hay transporte público, eso generó que los taxistas buscaran las paradas más congestionadas para prestar el servicio, a través del traslado colectivo a puntos específicos. Los cobros oscilan entre 5 y 10 quetzales. En cada taxi suben hasta cinco personas.
Al principio, este mecanismo era utilizado por personas que ya trabajaban como taxistas. En su mayoría, eran automóviles autorizados por las municipalidades y «uno que otro pirata», pero principalmente eran de pilotos que tenían años de trabajar como taxistas, pero alquilaban otro vehículo y que después lograron comprar uno propio.
Todos eran asediados por pandillas que les exigían extorsión. Les dejaban un teléfono de manera individual y les cobraban por operar. Muchos comenzaron a denunciar. «Era la consigna, porque ya nos estaban molestando mucho y con este mecanismo comenzaron a bajar los cobros», dijo uno de los entrevistados.
Sin embargo, cada vez comenzaron a aparecer más «taxis piratas» que, en su mayoría, eran de pilotos y ayudantes de los buses urbanos que se habían quedado sin trabajo.
Los nuevos taxistas se percataron del funcionamiento y «seguramente le pasaron información a las pandillas, así que nos comenzaron a exigir extorsión grupal». Es decir, «los que cargábamos en una parada teníamos que pagar semanalmente extorsión».
«Juntábamos el dinero entre todos, hasta que, sin darnos cuenta, fueron apareciendo más y más taxistas piratas, pero ya con vestimenta, ademanes, costumbres y hablado de pandilleros. De un día para otro, nos dijeron que si queríamos trabajar en el área, teníamos que pagar un ‘ingreso’ y extorsión semanal», detalló.
Los «ingresos» oscilan entre 500 y 3 mil quetzales, dependiendo la zona, el flujo de personas en «las paradas» o «puntos» de abordaje y la pandilla. Mientras que el pago semanal es de 100 hasta 200 quetzales.
3,000Q
Pagan los taxista para operar en algunas paradas.
Pusieron encargados por zonas, son la línea directa con la pandilla. A ellos se les entrega el dinero. Dan órdenes, deciden quién puede trabajar o no y qué taxis van a estar en qué parada. «Sus novias» suelen ser las «controladores» de los puntos. Ellas apuntan los viajes que hace cada taxi y el turno que les corresponde.
Por ejemplo, en una zona al Sur de la ciudad, todas las paradas las controla una mujer, líder de una clica de la Mara 18, que casi nadie conoce, debido a que tiene orden de captura y evita salir de su domicilio. Se ha convertido en una zona peligrosa para los taxistas. «Ella no se tienta el alma», dijo un piloto entrevistado.
También tienen que pagarle a un «jalador», se encargan de atraer pasaje. En cada punto hay un «cobrador» al que se le entrega el dinero semanal. Si alguien no quiere pagar, lleva la información al encargado, quien envía a los «matones» a amedrentar a los pilotos.
“Al principio amenazan, pero a muchos de los que se han opuesto los han desaparecido o los matan”
Asociación de taxistas
Paradas controladas por pandilleros
Los sicarios han llegado al extremo de perseguir en motocicletas a los taxistas que se opusieron a pagar, les cruzan la moto y hacen que bajen a las personas que los abordaron. Incluso, hay zonas en las que ya no ingresan más taxistas, pues aunque los hayan abordado en otro lugar, les bajan a los usuarios y los amenazan.
Esta modalidad empezó en algunos lugares como en zona 18, pero después se fue incrementando y ahora los taxistas calculan que el 80% de las paradas de abordaje en la ciudad están controladas por los pandilleros.
80%
de los puntos de carga de pasaje en la ciudad están capturados por pandilleros.
Asociación de Taxis
Solo para hacer una referencia, el sistema Transmetro cuenta con 79 paradas. El transporte público cuadruplicaba esa cantidad.
Incluso, un taxista contó que uno de sus compañeros se alió con los pandilleros. Lo dejaron de encargado de un punto de carga y después de no tener ni vehículo propio para trabajar, cada semana aparecía con un carro diferente y se jactaba de haber comprado todos los apartamentos de un edificio en la colonia Nimajuyú, zona 21, que ahora alquila a varias familias y estudiantes universitarios.
Los taxistas que pagan seguridad privada
Una de las paradas que no está controlada por los pandilleros ha sido acosada fuertemente, al extremo de que ya han asesinado a cinco pilotos y dos más están desaparecidos.
«Tenemos más de 15 años de trabajar en ese sector, pero los pandilleros nos están haciendo la vida imposible. Nos han perseguido. Nos han golpeado con palos y garrotes. Constantemente nos amenazan», dijo el presidente de la Asociación del sector, que también pidió el anonimato.
Para proteger su zona de abordaje, los taxistas contrataron seguridad privada y varios de los pilotos están armados. Constantemente son asediados por los pandilleros que llegan a vigilarlos con vehículos con vidrios polarizados. Luego les envían fotografías de cómo están vestidos, qué vehículo manejan y hasta cuántas veces han cargado usuarios.
«Yo me salvé una vez. Una pareja llegó a pedir una carrera, pero cuando me dijeron que iban al Cafetal I, les dije que no, porque yo ya no voy para Boca del Monte, ni para zona 21, es muy peligroso para los taxistas. Un compañero se animó y tomó el viaje. Al ratito recibimos un mensaje indicándolo que lo habían matado», detalló.
El hecho ocurrió en septiembre pasado. El vehículo apareció en llamas en un área poco transitada entre la zona 21 y Boca del Monte. El piloto no se encontraba dentro y sigue desaparecido. La noticia llamó la atención de los medios de comunicación y varios cubrieron el evento, sin que se relacionada a los hechos de violencia que enfrentan los taxistas.
@nuestrodiarioguatemala Bomberos Municipales fueron alertados de un taxi que prendió en llamas en la zona 21. #NuestroDiario, ♬ sonido original – Tiktok oficial Nuestro Diario
Otra conductora que trabajaba con ellos tuvo que salir huyendo. Abandonó su casa, su vida, su trabajo, luego de que pandilleros golpearon casi hasta la muerte a uno de sus hijos. El mensaje era claro: «Todos tienen que pagar por trabajar en el punto o los vamos a matar».
«No sabemos qué se hizo. Solo nos enteramos que cuando llegaron a recoger sus pertenencias para huir, la vivienda estaba completamente llena de balazos», comentó.
“Trabajamos con miedo. Ya no sabemos qué hacer ni a dónde acudir, porque ya no tenemos paz”
Asociación de taxistas
Según el entrevistado, han puesto denuncias en el Ministerio Público (MP) y en la División Nacional contra el Desarrollo Criminal de Pandillas (Dipanda) de la Policía Nacional Civil (PNC), pero se resisten a abordar la investigación en conjunto y lo ven como un tema de extorsión, entonces «cuando los mareros se calman, ellos dejan de investigar, argumentando que son imitadores», lamentó.
«Los mareros ya saben cómo opera el MP y la policía. Nos hostigan durante semanas, cuando vamos a poner denuncias se calman, entonces los investigadores ya no siguen el caso y argumentan que ya no es necesario y que son imitadores. Nosotros sabemos que no es así y que todos los casos están relacionados, ellos investigan un asesinato por acá y otro por allá, pero no los juntan, eso nos pone en desventaja», lamentó el taxista.
“La única intención de los pandilleros es controlar nuestro punto de abordaje. Ellos se quieren apropiar de todos los lugares, porque ya se volvió un negocio redondo para ellos”
Asociación de taxistas
Siguen extorsiones
Por si fuera poco, las extorsiones no cesan. Según los pilotos de taxis, todas las zonas tienen puntos de cobro. Si entran una vez, no hay problema, pero si suelen operar en el área, tienen que pagar.
Muchos lugares se dividen por clicas, es decir que cada agrupación cobra su extorsión por aparte.
«Algunos tenemos que juntar hasta 400 quetzales semanales solo para pagar extorsión a las diferentes clicas y no hay zona que se salve. Esto ya es un infierno», manifestó un taxista entrevistado.
Los entrevistados ofrecieron una «pequeña» lista de los puntos donde suelen pagar extorsiones; se colocaron los más repetitivos.
«Cacería de brujas»
Para los taxistas, la única solución que existe es que las autoridades de la seguridad y del control del servicio como las municipalidades inicien una «cacería de brujas» en contra de los taxis pirata.
«Si un taxi no está debidamente autorizado, registrado y rotulado, tienen que ser multados o no deberían de poder operar. Los taxistas tenemos que cumplir muchos requisitos, no solo es una competencia desleal, sino que nos están matando, asediando, extorsionando y esclavizando», dijo molesto uno de los líderes de las asociaciones de taxis.
Además, recordaron que, al estar involucrados en actividades criminales, los taxis piratas también se han prestado a cometer «fechorías» en las unidades.
«Sabemos que ha habido violaciones de mujeres, robos, asaltos y hasta secuestros. No entendemos cómo las autoridades no han visto que este es un problema», manifestó uno de los entrevistados.
Son multados
Al respecto, Amílcar Montejo, director de Comunicación de la Empresa Municipal de Tránsito (Emetra), indicó que cada semana emiten entre 15 y 20 multas por semana a los taxistas que operan sin autorización.
«Las multas son de 2 mil quetzales por operar sin autorización, si reincide se coloca una nueva multa de 2 mil y si insiste, la multa es de 4 mil, pero si no ha pagado las otras multas, se retiene el vehículo. En este caso pasan a un juez competente que decide qué pasará con el vehículo y qué sanciones va a establecer», detalló.
Montejo también comentó que los vehículos ilegales que están prestando el servicio de taxi de manera irregular están siendo investigados por el MP. Cada mes, Emetra informa sobre 100 a 150 taxis pirata que están relacionados con hechos criminales o que tienen abierta alguna investigación.
«Preguntan si han sido multados, sobre quién los conduce. Todo esto dentro del marco de una investigación que está relacionada con hechos delictivos, desde violaciones a mujeres, hurtos, destrucción a mobiliario, asaltos o que bajo engaño los usuarios fueron llevados a otros lugares», explicó el portavoz de Emetra.
Soy502 buscó una posición por parte de la PNC; se llamó de manera insistente y se escribió mensajes al Director y Subdirector de la policía, pero ninguno de los dos respondió.
No obstante, se sabe que este año, el MP, la policía y Emetra han efectuado, por lo menos, dos operativos a gran escala con el propósito de identificar taxis pirata y establecer si están relacionados en algún hecho delictivo, aunque ninguna de estas acciones ha llegado a los puestos de abordaje que han sido capturados por los pandilleros.
Fuente: Soy502