La experiencia de los repartidores de alimentos refleja la presión y el riesgo constante que enfrentan quienes trabajan en las calles.
Uno de ellos, empleado de una empresa de distribución y que pidió mantener su identidad en reserva por seguridad, reveló cómo las extorsiones se han convertido en parte de su rutina diaria.
El repartidor explicó que, al ingresar a determinadas colonias y zonas del paÃs, son interceptados por delincuentes que se desplazan en motocicleta. Estos grupos exigen pagos para permitirles continuar su ruta, y aunque la negociación recae en el personal administrativo de la empresa. Las consecuencias recaen directamente sobre los repartidores cuando no se cubre el monto solicitado.
VÃctimas de asalto: A pesar de que la empresa ha cumplido con pagos extorsivos, el trabajador afirmó que ellos siguen siendo vÃctimas de asaltos, lo que evidencia que el riesgo no desaparece aun cuando se cede a las exigencias criminales. La situación se agrava en diciembre, cuando los delincuentes aumentan los montos solicitados aprovechando la temporada y los bonos de fin de año.
Muchos repartidores continúan trabajando únicamente por necesidad, conscientes de que cualquier retraso en el pago o mÃnima desviación en la ruta podrÃa costarles la vida. Mientras tanto, las estructuras criminales continúan imponiendo su control en diversas zonas, afectando tanto a las empresas como a quienes diariamente arriesgan su seguridad para entregar alimentos.
Fuente: TV azteca Guate
